HOMENAJE A MIS ANTEPASADOS

martes, 13 de agosto de 2019

Mario Restrepo, el Niño del trompo

*ANCESTROS*

El próximo 15 de agosto estaría cumpliendo 95 años mi padre Mario Restrepo, quien a los tres años de edad perdió a su padre Mariano  y se crió junto a su madre Doña Flavia Echeverri y cinco hermanas que como decía un recordado amigo eran las encargadas de la educación de los hermanos menores en esas grandes familias antioqueñas en las que las proles eran de más de seis hijos y en oportunidades llegaban hasta veinte. 

Mi abuelo, arriero de origen y hacendado de vocación,  fue dueño de tierras en el Quindio  y según cuentan las vendió cuando se vio enfermo después de un aparatoso accidente de tránsito. que  fue el primer arroyaniento que hubo en su pueblo; al verse enfermo con el producto de la venta de sus tierras se dedicó a comprar casas para dejarle a mi abuela, porque era su pensamiento  que “a una  viuda no se le deben dejar fincas sino llaves”. Afortunadamente eso hizo que mi abuela pudiera educar y alimentar a sus hijos sin verse en la necesidad de usar el hueso comunitario que pasaban los vecinos de casa en casa para poder hacer la sopa.  

Entre los inquilinos de Doña Flavia había un carpintero que tenía su taller a la vuelta de la esquina de la casa de los Restrepo, contaba mi tía Fany que un día, hace noventa años, cuando mi padre apenas tenia cinco años fue a donde el carpintero a plantearle un negocio: quería comprarle un trompo de madera, pero no tenía suficiente dinero,  así que le preguntó al inquilino de su mamá: “maestro ¿por cuanto me hace un trompo poniendo yo la piola?”

Setenta y tres años vivió el niño del trompo, a quien de adolescente lo enviaron a estudiar en Medellín, después a Estados Unidos a hacer su carrera universitaria y luego como profesional a el Valle del Cauca y finalmente a Venezuela donde dejó su aporte cómo agrónomo en Portuguesa, Barinas y Táchira, pues igual que su padre la tierra siempre fue su pasión.

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